Las mujeres tradicionalmente han sido madres, esposas, amas de casa y, en el fondo cuidadoras. Encasilladas en las labores del hogar, la Primera Guerra Mundial fue un punto de inflexión para ellas. Con los hombres luchando en el frente, tuvieron que hacerse cargo de los trabajos que hasta ese momento eran solo para los varones. Sin embargo, hubo un sector en el que ese cambió se demoró hasta los años 70.
Fue en 1970 cuando, en Córdoba, se incorporó la mujer a la Policía Local de la ciudad. Madrid lo hizo un año más tarde. Sus labores se limitaban en regular el tráfico con falda pantalón, tacones y bolso. Todo ello mientras soportaban estereotipos y comentarios propios de una sociedad donde la mujer seguía asociada a estar en casa.
El Cuerpo Superior de Policía fue el primero del total de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españoles en permitir el acceso a las mujeres en 1978. Un año después, se incorporaron las primeras 42 inspectoras de Policía. Aunque no fue hasta el 84 cuando éstas pudieron acceder al Cuerpo de Policía Nacional.
Si hablamos de la Guardia Civil hubo que esperar todavía más para su incorporación efectiva y real. El 1 de septiembre de 1988 se unieron a la Academia de Baeza las primeras 197 alumnas. Aquel año intentaron acceder 2.917 mujeres aspirantes. Salvado el primer escollo, las seleccionadas se encontraron con los problemas de una sociedad no preparada para su papel policial. Las instalaciones no estaban preparadas para ellas y ni siquiera se les había adaptado el uniforme de hombre o creado uno específico para ellas.
Antecedentes históricos
Esto, sin embargo, no suponía que no realizarán labores en el ámbito policial previamente. Tanto en el antecedente de la Policía Nacional como en la Benemérita, las mujeres ejercían desde los años 30 tareas administrativas y burocráticas de apoyo a la actividad policial. Incluso si hacía falta eran utilizadas para colaborar en servicios de información e investigación, sobre todo en materias tan delicadas como la lucha contra el terrorismo o la delincuencia. Aunque, su verdadera realidad, era ser matronas del CNP o pertenecer al colectivo de Damas de Sanidad Militar.
Sin embargo, hubo un nombre en la historia de España que pocos conocen y que es el de la primera mujer policía del país en 1876. Su nombre era Fernando Marquenssen Winston, conocido como Fernandito, y ejerció como agente durante 30 años sin que nadie supiera que era una mujer. Sus labores en el cuerpo fueron bastante similares, en realidad, a los que hacía una mujer de la época. Fue la encargada de cocinar para los diferentes gobernadores civiles de Sevilla para los que trabajó y nunca salió de patrulla.
Las mujeres en la actualidad
A día de hoy, 12.569 de los 71.053 miembros de la Policía Nacional son mujeres. Son el 18% de la plantilla total. En el caso de la Guardia Civil, hay poco más de 7.700, el 9,4% de la plantilla total. De hecho, este es el porcentaje más bajo en los cuerpos policiales de todo el país. Junto con la realidad que arrojan estos datos, hay otro reto pendiente después de estas cinco décadas y es que haya más mujeres en los puestos de responsabilidad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.