Las instalaciones para asilados e inadmitidos en el aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas están hasta los topes de personas después de la llegada masiva de inmigrantes durante el último mes. Actualmente más de 350 personas se encuentran retenidas en estos espacios controlados por AENA y el Ministerio del Interior.
Según denuncian los sindicatos mayoritarios de la Policía, algunas de las salas carecen de estándares básicos de habitabilidad e higiene. Entre otras cosas porque tienen ventilación inadecuada, iluminación artificial durante todo el día, un solo baño para todas las mujeres y niños, y colchonetas inflables sin desinfección adecuada sin camas. Esto ha propiciado la aparición de chinches y cucarachas en todas las salas.
También aseguran que hay niños que llevan días sin poder ducharse y los pañales se almacenan al lado de la comida. Además, los alimentos no llegan para todas las personas que se encuentran allí hacinadas.
Desde que comenzó esta situación se han producido cuatro intentos de fuga. Dos de ellos fueron el fin de semana cuando se fugaron 17 personas y el último este miércoles, a través del falso techo de una de las habitaciones. En esta ocasión, ninguno ha logrado su cometido.
La mayoría de los asilados, de origen senegalés, llegan en vuelos de la Royal Air Maroc. Sin embargo, en el aeropuerto presentan a su llegada pasaportes de Kenya. Se han incrementado este tipo de entradas porque el coste del viaje es más barato y entraña menos riesgos. También es más sencillo. Normalmente, compran un billete para determinados países con escala en Madrid aprovechando que estos no les piden visado para entrar en su territorio ni visado de tránsito aquí.
Al aterrizar en la capital española, los inmigrantes se deshacen de la documentación que les identifica y van directos al puesto fronterizo para pedir asilo. Entre este miércoles y jueves están previstos otros cuatro vuelos procedentes de Marruecos con, al menos, tres decenas de inmigrantes irregulares.
