En 1950, cinco años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, los países europeos todavía estaban luchando para superar sus estragos. Para evitar que la historia se repitiese una tercera vez, los gobiernos decidieron que había que llegar a un acuerdo para acabar con la disputa francoalemana.
La mejor forma de hacerlo fue poner la producción común de carbón y acero. El 9 de mayo de aquel año, Robert Schuman, ministro francés de Asuntos Exteriores, pronunció la Declaración, que lleva su nombre, en la que exponía la intención de crear una Comunidad Europea del Carbón y del Acero.
La CECA, en vigor durante 50 años, fue la primera de las instituciones supranacionales que han confirmado la que es hoy la Unión Europea. Inicialmente, estaba formada por Francia, Alemania Occidental, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, aunque estaba abierta a otros países. Esa fusión, promovida por intereses económicos, contribuyó a mejorar el nivel de vida y a unir al continente.
Desde 1950, los países europeos han ido firmando diversos tratados con distintos objetivos. En total son diez acuerdos que han sentado las bases de un sistema que nació con un espíritu de paz y unidad. El último de ellos fue el Tratado de Lisboa, firmado en 2007 y en vigor desde 2009, en el que se creaba como tal la Unión Europea y establecía por primera vez sus competencias (exclusivas, de apoyo y compartidas). Además, el Tratado de Reforma Institucional equiparó los poderes legislativos del Parlamento Europeo con los del Consejo, en especial en la elaboración del presupuesto de la UE, la política agrícola y los asuntos de justicia e interior.